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Masoreta

Los masoretas 

 

eran judíos que trabajaron entre los siglos VII y X de nuestra era en las ciudades de Tiberias y Jerusalén como sucesores de los soferim o escribas en la responsabilidad de hacer copias fidedignas de las escrituras sagradas.

El término hebreo masora significa "tradición". Designa la compilación de tradiciones rabínicas relativas al texto bíblico que los masoretas recogieron en los márgenes superior e inferior de cada página de un manuscrito.

 

Contexto

Eran rabinos y escribas estudiosos que compilaban el llamado texto masorético, que es el texto más usado para hacer traducciones visto por muchos estudiosos como el más fiable del Antiguo Testamento. Los masoretas empezaron su trabajo siglos después de Cristo y lo siguieron hasta el siglo XI, con unas adiciones hasta el siglo XVI.

El Códex de Aleppo, del siglo X, es la versión más antigua conocida del texto masorético de la Biblia hebrea. Desafortunadamente una parte de él se quemó en 1947. El Códex Leningradenseque data del año 1008 es la versión masorética completa más antigua que se conserva actualmente.

 

Etimología[editar · editar fuente]

La palabra masoreta tiene su raíz en la palabra hebrea mesorá (מסורה), que quiere decir 'tradición' y cómo esta va pasando a lo largo del tiempo. Llegó a usarse para referirse a las notas que los masoretas pusieron en los textos. Estas notas generalmente tenían información sobre como deletrear palabras, pronunciación, palabras con letras perdidas, ciertas palabras que eran ofensivas y se tenían que leer de otra forma.

También se aplica el nombre de mesora a la doctrina rabínica que seguían para conservar la pureza de los textos.

 

Lengua y forma[editar · editar fuente]

La lengua de las notas es en parte hebreo y en parte arameo. Las anotaciones se encuentran en diversas formas:

  • en trabajos separados, como el Sefer Oklah we-Oklah,

  • en forma de notas escritas en los márgenes y al final de los códices. Las notas introducidas en los márgenes superior o inferior reciben el nombre de masora magna, las situadas en los laterales son la masora parva y al final de un texto masora finalis.

 

  • Estilo[editar · editar fuente]

     

    Archivo:Aleppo Codex ).jpg

    Codex AleppoBiblia hebrea delsiglo X con puntuación Masorética.

    Los masoretas también agregaron vocales, acentos, y marcaciones sobre el canto al texto, y notas marginales. El idioma hebreo no tuvo la mayoría de las vocales gráficas hasta mucho después que se escribieran los textos originales de la Biblia, y no fue hasta mucho después a partir del IX.

    Los masoretas eran muy cuidadosos en su forma de copiar las Escrituras. Aun replicaba a las letras que se escribían más grande o pequeña, o chuecas. También incluyeron otras cosas irregulares como unos puntos extraordinarios con que los soferim marcaron ciertas letras o palabras en quince pasajes del texto hebreo. No hay consenso sobre el significado de estos puntos extraordinarios.

    La masora de los textos hebreos, es decir, la escritura en letra pequeña al margen de la página y al final del texto, contiene una nota al lado de varios pasajes hebreos en la que se lee: «Esta es una de las dieciocho enmiendas de los soferim», u otra frase similar.

  • Obras[editar · editar fuente]

    Con el transcurso del tiempo los soferim o copistas del Tanaj, habían comenzado a introducir cambios en las Escrituras: Cambiaron el texto hebreo primitivo en 134 pasajes a fin de que leyese´Adho·nái en lugar de YHWH. En otros pasajes se utilizó como sustituto la palabra ´Elo·hím. Los masoretas se dieron cuenta de las alteraciones que habían hecho los soferim y las registraron en el margen o al final del texto hebreo. Estas notas marginales llegaron a conocerse como la masora, (del hebr. "massorah", tradición) f. Doctrina de los rabinos que fija la interpretación de los textos sagrados judíos para conservar su pureza.

    Gracias a los masoretas, tenemos todavía hoy copias del Antiguo Testamento que son muy similares a los antiguos libros. Ese hecho fue probado cuando se descubrieron los rollos del Mar Muerto, que coinciden en una alta proporción con las versiones masoréticas y aun más que las copias más nuevas que se nos habían trasmitido sobre el tiempo por otras fuentes. Cerca del 60% de los rollos encontrados en Qumrán, son versiones proto-masoréticas; un 20% más son variantes con estilo propio; en tanto el restante 20% se relaciona con la Septuaginta, la versíonSamaritana y otras fuentes.1 La coincidencia entre el Texto masorético y la mayoría de los rollos de Qumrán no debe entenderse letra por letra, sino en líneas generales.2 Lo que se concluye es que textos correspondientes a una versión antepasada del Texto Masorético ya se divulgaba en el siglo II a. C. y que además circulaban otras versiones.3

    A partir del trabajo de los masoretas se aseguró que cada copia del Tanaj era igual, y hasta también se podía leer de la misma forma.

 

Escuelas[editar · editar fuente]

Las escuelas de escribas y eruditos de la Torá de trabajo entre los siglos VII y XI radicaban principalmente en Palestina, en las ciudades de Tiberíades y Jerusalén, y en Babilonia.

Los masoretas no eran todos de la misma familia y aun entre ellos había diferentes escuelas, entre ellos los de Aarón ben Moisés ben Ashur y Ben Neftalí, que vivieron en el siglo X y compilaron dos versiones distintas del texto masoretico.

 

 

LA OBRA DE LOS MASORETAS

 

 

Los eruditos judíos de los primeros cinco siglos de la era cristiana completaron la tarea de dividir el texto de la Biblia en párrafos, grandes y pequeños, tal como se encuentran todavía hoy en los textos de la Biblia hebrea. Estas divisiones no se debieran confundir con los capítulos y versículos que se encuentran en nuestro Antiguo Testamento en castellano, que son de un origen posterior. 

Los rabinos judíos también introdujeron una cantidad de marcas diacríticas para señalar la ubicación de pasajes difíciles que se explicaban en sus escritos. Puesto que no existen manuscritos de la Biblia escritos durante este período, nuestra información acerca de la obra de estos eruditos judíos en lo que atañe a la Biblia hebrea procede del Talmud.

Aproximadamente desde el año 500 D.C., los eruditos judíos que perpetuaron la tradición concerniente al texto del Antiguo Testamento han sido llamados masoretas, de Masora, el término técnico hebreo para la “tradición remota en cuanto a la forma correcta del texto de las Escrituras”. Estos hombres se esforzaron por asegurar la transmisión exacta del texto a las generaciones futuras y consignaron los resultados de sus labores en monografías y en anotaciones hechas a la Biblia.

Puesto que el hebreo había sido una lengua muerta durante siglos - reemplazada completamente por el arameo como lengua viva - existía el peligro de que su pronunciación se perdiera enteramente con el correr del tiempo. Por esa razón los masoretas inventaron un sistema de signos vocálicos que se añadieron a las consonantes hebreas. Así se simplificó la lectura de la Biblia hebrea y se garantizó la conservación de la pronunciación que existía entonces. Sin embargo, no debiera pasarse por alto que la pronunciación conocida a través del texto común de la Biblia hebrea es la de los masoretas del siglo VII de la era cristiana que, como lo sabemos ahora, varía algo de la del período del Antiguo Testamento.

Los masoretas también inventaron dos complicados sistemas de acentos, uno para los libros en prosa y otro para los Salmos y Job. Los acentos consisten en mucho signos diferentes añadidos al texto con el propósito de indicar los diversos matices de pronunciación y énfasis.

Cada vez que los masoretas creyeron que algo debía leerse en forma diferente de la que estaba escrita en el texto, colocaron en el margen los cambios sugeridos, pero no cambiaron el texto mismo.

Un ejemplo es la lectura del nombre de Dios - que consiste en las cuatro consonantes hebreas YHWH (llamado el tetragrámaton) - que probablemente se pronunciaba Yahwéh en la antigüedad. Pero durante siglos lo judíos piadosos, temiendo profanar el nombre santo, no lo habían pronunciado. En cambio, cuando llegaban a la palabra YHWH, decían ‘Adonai: Señor.
Los masoretas fieles a su principio de no cambiar las Escrituras, dejaron las cuatro consonante hebreas YHWH cada vez que las encontraron, pero les añadieron las vocales de la palabra ‘Adonai. Por lo tanto, cada lector judío experto al llegar a esta palabra, leía ‘Adonai, aunque sólo estaban las vocales de la palabra ‘adonai añadidas a las consonantes YHWH. Puesto que los cristianos de la primera época de la Reforma no conocía la práctica explicada, se limitaron a transliterar como Jehová el divino nombre de Dios.

Los masoretas establecieron, además, reglas detalladas y exactas que debían aplicarse en la producción de nuevas copias de la Biblia. Nada se dejó a la decisión de lo escribas, ni el largo de las líneas y columnas, ni el color de la tinta a emplearse. Se contaban las palabras de cada libro y se fijaba la palabra que quedaba a la mitad a fin de poder comprobar la exactitud de las nuevas copias. Al final de cada libro se añadía una nota que daba la cantidad total de palabras contenida en el libro, que decía cuál era la palabra que estaba en la mitad y que además daba otras informaciones estadísticas.

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